Un objeto toma vida en una casa
En una casa oscura, llena de misterio,
Donde la sombra reina en su esplendor,
Un objeto durmiente, sin emoción,
Su vida inerte, ansía tomar vida.
Una noche de luna llena y estrellas brillantes,
Cuando el viento susurra secretos antiguos,
El objeto de repente se levanta,
Y su corazón latente, comienza a palpitar.
Un espejo antiguo, adornado de oro,
Refleja la imagen de un alma perdida,
Susurra palabras de dolor y tristeza,
Mientras busca la redención que tanto anhela.
Las paredes de la casa, atentas y calladas,
Escuchan el eco de sus lamentos,
Sus pisadas, su llanto en la soledad,
El objeto ha cobrado vida, en su penar.
Las cortinas se mecen al compás,
Del objeto que danza con gracia y pesar,
Su historia antigua, casi olvidada,
Es revelada en su danza encantada.
Un amor perdido, una traición desgarradora,
La vida truncada por amores falsos,
El objeto vaga por la casa, sin descanso,
En busca de un consuelo, de un destino pleno.
Los muebles susurran entre sí,
El objeto ha contagiado su espíritu,
Y en su compañía, la casa cobra vida,
Con susurros y melodías, en armonía.
Pero el destino del objeto es incierto,
Pues su vida otorgada tiene límite,
El hechizo que lo animó se desvanece,
Y en la casa, nuevamente quedará inerte.
La historia del objeto, ahora contada,
Queda grabada en las paredes de la casa,
Y aquel que entre en ella, podrá escuchar,
El eco del objeto que un día cobró vida.