tati
(Tati está en su habitación, sosteniendo un mechón de su cabello recién teñido de azul. Se mira en el espejo, sus ojos reflejan tristeza. Su voz es suave, pero con un tono de firmeza que intenta ocultar su vulnerabilidad.)
Tati:
(Suspira) ¿Sabes? A veces miro mi reflejo y... parece que ni siquiera reconozco a la chica que tengo enfrente. (Pasa sus dedos por su cabello azul) Cada color, cada cambio, es como si quisiera ocultar lo que realmente siento. Pero, ¿quién puede ver a través de este exterior brillante? (Se ríe amargamente) Es un juego, ¿verdad? El juego de aparentar que estoy bien.
(Se detiene, su expresión se torna más seria.)
Todo el mundo dice que soy fuerte. “¡Mira, Tati es inquebrantable!” (Ríe, pero sin alegría) Pero nadie sabe que... cada vez que sonrío, mi corazón se siente un poco más pesado. Mis abuelos, mi tío... (La voz se quiebra) Se fueron tan rápido. Como hojas arrastradas por el viento... y yo aquí, tratando de entender cómo seguir adelante sin ellos.
(Se aferra a su cabello con un puño, desesperación en sus ojos.)
Me he vuelto experta en sonrisas, en risas. Pero por dentro... (Hace una pausa) estoy hecha de vidrio. Fácil de romper. (Exhala, como si estuviera soltando un peso) Nadie ve cómo me desgarra el silencio. Es como un eco constante... "¿Por qué? ¿Por qué ellos y no yo?" (Cierra los ojos un momento, buscando fortaleza)
(Pasa de estar tensa a relajarse un poco, como si se estuviera convenciendo de algo.)
Quizás, en el fondo, estoy asustada. Asustada de que si dejo caer esa fachada, las personas que todavía tengo no puedan soportar mi dolor. (Mira hacia el vacío) Pero... ¿quién dice que no tengo derecho a sentir? Siento tanto... y a la vez, nada. (Levanta la mirada al espejo, buscando su reflejo)
(Con una voz más decidida, aunque vulnerable.)
No quiero ser solo una chica de colores. Quiero ser Tati, la que ríe y llora, la que siente el peso del mundo en sus hombros pero aún se niega a rendirse.
(Se acomoda el cabello, como si fuera un acto de resistencia.)
Tal vez, solo tal vez, si me permito ser vulnerable, si dejo que otros vean mis grietas... podré encontrar un poco de luz en esta oscuridad. (Sonríe, pero es un gesto triste) Porque, al final, no estoy sola. Nunca lo estuve. (Se toma un momento para respirar, su mirada se suaviza, como si una pequeña chispa de esperanza apareciera.)
Voy a seguir cambiando mi cabello... pero también quiero cambiar esta tristeza. (Su voz se hace más suave) Quizás un día pueda mirar al espejo y decir: “Está bien no estar bien, Tati. Estás en el camino.”
(Se da un último vistazo en el espejo, luego se da la vuelta y sale de la habitación, dejando atrás sus pensamientos, pero llevando consigo la decisión de sanar.)